Degradación del suelo: qué es, causas y consecuencias
La degradación del suelo es un fenómeno que evidencia el deterioro de la calidad del suelo, lo que disminuye su capacidad para sustentar vida, y que ha cobrado gran relevancia en las últimas décadas. En este artículo de GEOenciclopedia, exploraremos en detalle qué es la degradación del suelo, sus causas y consecuencias, además de cómo evitarla.
Qué es la degradación del suelo
La degradación del suelo es la disminución de su capacidad productiva y funcional debido a la pérdida de nutrientes, la erosión, la salinización, la contaminación, entre otros factores. Este proceso afecta las propiedades físicas, químicas y biológicas del suelo, reduciendo su fertilidad y, en consecuencia, su capacidad para soportar ecosistemas y actividades agrícolas.
Esta degradación puede ser gradual, lo que hace que a menudo pase desapercibida hasta que los efectos son severos. Por ejemplo, el cambio en los patrones pluviométricos puede provocar la salinización de los suelos, disminuyendo la presencia de nutrientes y materia orgánica. Este fenómeno afecta a la fertilidad del suelo provocando una disminución paulatina en la producción agrícola.
El fenómeno de la salinización, en casos extremos puede convertirse en una pérdida irreversible de la cobertura vegetal natural, afectando de manera permanente a la productividad del suelo. Este es el caso de la cuenca del Murray Darling en Australia, donde los efectos de la salinización en la superficie del suelo han provocado que extensas áreas de terreno sean inviables para la agricultura. A este proceso se unen otros tipos de degradación del suelo.
Tipos de degradación del suelo
Existen varios tipos de degradación del suelo, cada uno con sus características y causas específicas, y que pueden provocar degradaciones parciales y/o totales del terreno:
- Erosión: es el tipo más común de degradación y se refiere a la pérdida de la capa superior del suelo debido a la erosión hídrica, eólica, glaciar o procesos gravitacionales. Este fenómeno afecta a la capa más rica en nutrientes, y su pérdida puede llevar a una significativa disminución en la productividad agrícola. La principal causa de este proceso es la pérdida de la cobertura vegetal, que deja el suelo expuesto ante las inclemencias del entorno, destruyendo la cohesión de sus materiales. Por tanto, aunque las raíces de las plantas puedan provocar grietas en un inicio, la actividad biológica introduce eventos de cementación y producción de materia orgánica que contribuye a la fertilidad y estabilidad del suelo. En este artículo encontrarás más información sobre la Erosión: qué es y tipos.
- Salinización: ocurre cuando hay una acumulación excesiva de sales potásicas y sódicas en perjuicio de otros elementos químicos vitales para el desarrollo vegetal. La presencia de estas sales eleva el pH a niveles superiores a 8,5 reduciendo la capacidad de las plantas para absorber agua, afectando de manera inevitable a su crecimiento. Semejante efecto puede ser resultado de un riego inadecuado, un abonado ineficiente o de la infiltración de agua de mar. Los climas con déficit estacionales de humedad como ocurre en numerosas regiones de África obligan aumentan este fenómeno, propiciando parajes con escasa cobertura vegetal.
- Contaminación: la introducción de sustancias tóxicas, como pesticidas, metales pesados o productos químicos industriales, contamina el suelo y afecta su fertilidad. Además, la contaminación puede tener efectos a largo plazo en la salud humana y en la biodiversidad. Aunque parecida, la polución se refiere a la concentración de sustancias nocivas que son naturales en la zona y que, por diversas razones, han aumentado su concentración hasta niveles peligrosos. Las plantas tienen cierta capacidad de absorber estas partículas, sin embargo, sobrepasar este límite conlleva el traspaso de dichas sustancias a las cadenas tróficas posteriores, incluyendo al ser humano.
- Sellado: se trata del efecto provocado por la instalación de las obras civiles tales como embalses, carreteras, aeropuertos y núcleos urbanos en zonas naturalmente fértiles. Estas zonas idóneas para el cultivo se han desplazado a enclaves menos deseables, convirtiéndose en un inconveniente para el desarrollo agrícola a medida que aumenta el crecimiento de las poblaciones humanas.
- Compactación: resulta del uso excesivo de maquinaria pesada o del pastoreo intensivo, reduce la porosidad del suelo, limitando la infiltración de agua y el crecimiento de raíces. Esta práctica disminuye la porosidad del suelo impidiendo la correcta absorción del agua y aireación de este, limitando el correcto crecimiento de las raíces y su capacidad de perforación para buscar nutrientes en capas edáficas profundas.
- Acidificación: el uso prolongado de fertilizantes químicos y la lluvia ácida pueden descompensar el balance de nutrientes y aumentar la acidez del suelo, lo que afecta la disponibilidad a la capacidad de crecimiento de las plantas. En estos casos, los cationes predilectos son sustituidos por hidrógeno e incluso aluminio, rebajando el pH por debajo de 4 y elevando la toxicidad del suelo.
Causas de la degradación del suelo
Los orígenes de la degradación del suelo son variados y los tipos de degradación deben su existencia a varias causas interrelacionadas. Entre las principales se encuentran:
- Actividades agrícolas: el uso intensivo de la tierra, la sobreexplotación de los recursos hídricos, la deforestación, el uso de maquinaria agrícola pesada y la utilización de agroquímicos son factores que contribuyen significativamente a la degradación del suelo. La agricultura extensiva, en particular, puede conducir a la erosión y pérdida de nutrientes de forma gradual o total afectando al medio ambiente y a la capacidad económica y sustentadora del país.
- Deforestación: la eliminación de la cubierta vegetal, especialmente en áreas boscosas, deja el suelo expuesto a la erosión y altera el ciclo de nutrientes. Sin las raíces de los árboles para estabilizar el suelo, este es más vulnerable a ser arrastrado por el agua o el viento, lo que aumenta el riesgo de desastres naturales como los deslizamientos y desprendimientos.
- Cambio climático: el aumento de la temperatura y la variabilidad en las precipitaciones exacerban la degradación del suelo. Sequías prolongadas pueden aumentar la salinización y la desertificación del terreno, mientras que las lluvias intensas pueden intensificar la erosión.
- Urbanización: la expansión de áreas urbanas y la construcción de infraestructuras resultan en la pérdida de suelo fértil y en la compactación del terreno, reduciendo su capacidad para retener agua y nutrientes, y dificultando el asentamiento de la cobertura vegetal.
Consecuencias de la degradación del suelo
Las consecuencias de la degradación del suelo son diversas y afectan tanto al medio ambiente como a las especies animales, incluyendo a las sociedades humanas:
- Disminución de la productividad agrícola: la pérdida de nutrientes y la erosión del suelo reducen su fertilidad, lo que afecta directamente la producción de alimentos y puede llevar a la inseguridad alimentaria.
- Pérdida de biodiversidad: la degradación del suelo altera los hábitats naturales, lo que puede llevar a la pérdida de especies vegetales y animales que dependen de su estabilidad.
- Cambio climático: la degradación del suelo contribuye al cambio climático al liberar carbono almacenado en el suelo en forma de dióxido de carbono (CO₂), un gas de efecto invernadero.
- Conflictos sociales: la disminución de la productividad agrícola puede llevar a la migración forzada, el aumento de la pobreza y la aparición de conflictos bélicos por los recursos naturales.
Cómo evitar la degradación del suelo
Para evitar la degradación del suelo es fundamental implementar prácticas de manejo sostenible que protejan y mejoren la salud del suelo. Algunas de estas prácticas incluyen:
- Conservación del suelo: técnicas como la labranza de conservación, que incluye el uso de coberturas vegetales y la rotación de cultivos, ayudan a mantener la estructura y fertilidad del suelo.
- Reforestación: la plantación de árboles en áreas deforestadas no solo previene la erosión, sino que también ayuda a restaurar el ciclo de nutrientes y a mejorar la infiltración de agua en el suelo.
- Control de la salinización: mejorar las prácticas de riego, utilizando sistemas más eficientes y adoptando cultivos tolerantes a la salinidad, puede reducir el riesgo de salinización.
- Reducción del uso de agroquímicos: optar por prácticas agrícolas orgánicas y reducir el uso de fertilizantes y pesticidas sintéticos contribuye a disminuir la contaminación del suelo. Por ejemplo, el uso de estiércol, compost y humus de lombriz en una buena alternativa a los productos químicos.
- Educación y concienciación: promover la educación ambiental y la concienciación sobre la importancia del suelo entre agricultores, comunidades y tomadores de decisiones es clave para implementar prácticas sostenibles a largo plazo.
Ahora que ya sabes qué es la degradación del suelo, también te puede interesar leer este post sobre la Licuefacción de suelo: qué es, cómo se produce y cómo evitarla.
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