Qué es un socavón y cómo se produce

Un socavón es una cavidad del terreno formada mediante procesos geológicos y ambientales de desarrollo lento que puede durar cientos o miles de años. Al ser una consecuencia de la inestabilidad del terreno, las actividades humanas, al igual que los procesos naturales, pueden acelerar su crecimiento y potenciar su formación. También llamada dolina de colapso, estas depresiones pueden variar en tamaño, desde pequeñas aberturas en la superficie de la Tierra hasta enormes espacios que pueden tragarse edificios enteros.

El gran peligro de este tipo de estructuras lo representa el socavón soterrado, ya que no es visible en superficie, representando un peligro oculto que puede ceder de manera inesperada. En estos casos, no suelen tomarse medidas preventivas por la obviedad de desconocer su existencia. Sin embargo, las prospecciones geofísicas son muy útiles para detectar estas estructuras, ya que las diferencias entre las propiedades físicas de las rocas y los huecos pueden verse con gran nitidez observando los resultados de las mediciones.

Como ocurre con frecuencia en este tipo de estructuras, ciertos componentes ambientales, como las lluvias, o geológicos, como los terremotos, fomentan la formación de socavones. Sin embargo, y en términos generales, no existe una restricción lo bastante firme como para encasillar la presencia de estas estructuras geológicas a un tipo de ambiente específico. Como consecuencia pueden encontrarse socavones en todas las partes del mundo, siempre que el terreno sea inestable y exista un vacío en el mismo, provocado por los procesos de meteorización y erosión.

Los socavones se pueden formar por una variedad de procesos, tanto naturales como antropogénicos.

• Los procesos naturales incluyen la disolución de rocas solubles como la caliza, yeso o sal, a través de la acidificación natural del agua meteórica y subterránea. Por esa razón, los terrenos propensos a procesos de karstificación son muy estudiados precisamente por su tendencia a colapsar cuando los apoyos comienzan a disolverse. Incluso en aquellos lugares donde el proceso de karstificación ha cesado o no es lo suficientemente intenso, la sedimentación puede acumular sobre los techos de las formaciones grandes pesos y provocar una inestabilidad mecánica que provoque su inminente colapso.
• La subsidencia también es un acontecimiento frecuente que responde a la inestabilidad del terreno, y es especialmente propensa a aparecer en suelos permeables con alto contenido en arena. La presencia de arcillas, por su capacidad de cambiar de volumen con la humedad, también potencia la creación de socavones. Al final, estos factores hacen que los socavones soterrados se desarrollen progresivamente a lo largo de años o incluso décadas bajo la superficie antes de que se revele su presencia por un colapso repentino.
• En cuanto a los factores antropogénicos, como la extracción excesiva de agua subterránea, la alteración del drenaje natural por construcciones, el emplazamiento de estanques naturales, la actividad minera, etc. también pueden contribuir a la formación de socavones.
• Los factores ambientales y otros eventos extremos relacionados, como lluvias intensas o las sequías prolongadas, pueden aumentar la frecuencia y la severidad de este tipo de estructuras geológicas.

Dada la elevada cantidad de tamaños que pueden darse en los socavones, tenemos ejemplos de pequeñas cavidades de apenas unos metros, y otras grandes depresiones geológicas de cientos de metros. En la región de Arcas en Cuenca, los terrenos calizos sufren este tipo de accidentes con frecuencia como ocurrió en diciembre de 2019 al colapsar un socavón soterrado de 6 metros de diámetro y 7 metros de profundidad. En cambio, a miles de kilómetro de allí, la provincia de Chongqing en China, alberga el socavón conocido más grande del mundo denominado Xiaozhai Tiankeng con una amplitud de 600 metros y una profundidad de 290 metros.

Otros ejemplos de socavones en España son los ocurridos en Vega de Valcarce (León) en noviembre de 2023 que se tragaron varios coches, y un socavón producido en el mismo mes en la provincia de Aranjuez (Madrid) de 25 metros de profundidad y cuyo origen se atribuye al colapso de una cueva de hace miles de años, y que probablemente cedió debido a las intensas lluvias.

Según los factores ambientales y geológicos que se den, los socavones pueden dividirse en diferentes categorías para facilitar su estudio, y comprender en que tipo de ambiente tienden a concentrarse más este tipo de estructuras:

• Socavones de disolución: se forman en áreas donde la roca debajo de la superficie es soluble en agua subterránea. Con el tiempo, el agua con un ligero nivel de acidez va disolviendo la roca, creando cavidades que eventualmente pueden colapsar, formando un socavón soterrado.
• Socavones de subsidencia: estos se desarrollan lentamente y se caracterizan por el hundimiento gradual del suelo debido a la disolución de rocas subterráneas o por la compactación del suelo debido a la extracción de agua o recursos minerales.
• Socavones de colapso: son los más dramáticos y suelen ocurrir repentinamente. El colapso puede ser desencadenado por eventos como lluvias intensas, actividad sísmica o intervenciones humanas que desestabilizan la estructura subterránea previamente erosionada.

En definitiva, los socavones soterrados y de otros tipos son más propensos en suelos permeables donde el agua pueda pasar por las diversas formaciones geológicas y disolverlas, al mismo tiempo que existen materiales que, por sus características físicas y químicas, son más inestables antes las variables anteriormente citadas.

Las consecuencias de los socavones pueden ser significativas, afectando tanto a la infraestructura como a los ecosistemas. Los socavones soterrados presentan un riesgo particular porque pueden colapsar sin previo aviso, causando daños a edificaciones, carreteras y pudiendo resultar en lesiones o pérdidas humanas. Además, los socavones pueden interrumpir el drenaje natural, contaminar cuerpos de agua subterráneos al conectarlos con superficies contaminadas y alterar los hábitats locales. Por tanto, su prevención y estudio puede evitar numerosos inconvenientes a la población local y al medio ambiente.

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