Corteza oceánica: qué es, características y estructura

La corteza oceánica es una capa rocosa y delgada ubicada en la parte basal de las cuencas oceánicas y que conforma, junto a la corteza continental, la corteza terrestre. Debido a su difícil acceso, la mayoría de las veces se estudia a través de experimentos de sísmica de refracción o en afloramientos continentales de materiales oceánicos obducidos, como las ofiolitas. Se trata de una capa de material sólido cuyo límite con el manto está muy próximo a la superficie. Por esa razón, la temperatura de la corteza oceánica es más elevada, promoviendo procesos magmáticos e hidrotermales.

• Desde el punto de vista composicional, la corteza oceánica tiene una baja variabilidad dado que su delgadez y contraste térmico con el agua del mar, no favorecen una cristalización fraccionaria lo bastante lenta para formar rocas félsicas.
• Gracias a estas particulares condiciones de formación, la corteza oceánica recoge un elevado porcentaje de minerales ricos en Fe y Mg, así como vidrios volcánicos y otras rocas formadas por metamorfismo de fondo oceánico como los esquistos verdes y las anfibolitas. A la vez, el agua marina actúa como fundente y permite una serie de transformaciones químicas en los minerales. Así, la serpentinización es un evento muy frecuente en las rocas oceánicas.
• La tasa de reciclaje elevada de la corteza oceánica impide encontrar rocas muy antiguas. A este respecto, la corteza oceánica más longeva que se conoce se encuentra en la cuenca de Heródoto con 340 Ma. La elevada densidad de los materiales que conforman la corteza oceánica facilita que se hunda por debajo de la corteza continental en los límites convergentes.
• La actividad tectónica es muy laxa, exceptuando los acontecimientos que suceden en las zonas de subducción. Todo lo contrario, a lo que sucede con la actividad volcánica, que es la fuerza motora de las dorsales oceánicas y los arcos isla, ambas, formaciones características de la corteza oceánica. Te animamos a leer estos otros posts sobre las Placas tectónicas y los Volcanes.

A pesar, de la baja variabilidad composicional de la corteza oceánica en comparación con la continental, sus capas líticas están bien diferenciadas. La corteza oceánica posee un espesor medio de 10 km. En los primeros 1-2 km, incluye sedimentos marinos procedentes de la erosión de los continentes colindantes. Por debajo, se acumulan 2-3 km de coladas de composición basáltica generadas durante las erupciones magmáticas. A su vez, están atravesadas por diques de composición similar, todo ello apoyado sobre una serie de rocas máficas como gabros y peridotitas con espesores de 3-5 km. Estas dos últimas capas pueden variar mucho con la profundidad, aun así, reflejan el desarrollo de la cámara magmática parental.

Incluidas en la corteza oceánica, las dorsales oceánicas corresponden a límites divergentes por donde se produce la ascensión del manto. Por tanto, la temperatura de la corteza oceánica es suficiente para provocar la fusión parcial de las rocas ya depositadas. Al ascender el magma puede arrastrar hasta zonas más superficiales los materiales de las capas subyacentes, dando pistas de lo que ocurre en profundidad. Al mismo tiempo, la deformación frágil de las zonas más superficiales crea canales de acceso tanto para el agua como para el magma, formando un relieve submarino similar a las cordilleras.

Los relieves marinos más elevados están asociados a puntos calientes del manto cuya actividad ha permitido la acumulación del material. Además, la temperatura de la corteza oceánica y la composición también importan para determinar la cantidad de magma que se expulsa. Algunos minerales tienen puntos de fusión más bajos y la acción fundente del agua los rebaja aún más, permitiendo que sean arrastrados y engrosen aún más los depósitos de roca. Las diferencias térmicas a profundidades mantélicas, entre las crestas y las zonas llanas de la corteza oceánica pueden variar de 1.300 a 1.550 °C.

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La primera función radica en la creación de nueva corteza oceánica, lo que permite la renovación de los materiales e impulsa la tectónica de placas. En los márgenes divergentes la expulsión de elementos químicos y la temperatura de la corteza oceánica promueve la creación de ecosistemas submarinos de elevada riqueza biológica.

La acumulación de minerales ricos en Fe y Mg hace que la minería marina sea una rama emergente y rentable de la geología. A ello, se le suma el interés científico por conocer el fondo marino y el papel de la corteza oceánica en su desarrollo.

Las diferencias entre corteza oceánica y continental se basan en su edad, espesor y composición.

• En primer lugar, la corteza oceánica es más joven en comparación con la continental, pues, mientras la primera tiene una edad media de 160 Ma, la segunda puede alcanzar los 3400 Ma.
• La actividad tectónica en la corteza continental es más intensa, lo que deriva en estructuras complejas como los orógenos. Mientras, la actividad volcánica es más frecuente en la corteza oceánica.
• Por otra parte, la corteza continental es más gruesa, alcanzando espesores de 80 km en algunos lugares. Este espesor elevado y el tiempo de enfriamiento, permite una cristalización fraccionada más lenta y la formación de minerales muy diversos. Sin embargo, los materiales de la corteza oceánica se hallan en capas bien diferenciadas, mientras que la estructura rocosa de la corteza continental es muy compleja.
• Además, el contacto con los procesos geológicos externos produce una serie de reacciones químicas que aumentan aún más la variabilidad de la corteza continental. En la corteza oceánica estos procesos son más restringidos lo que hace posible la identificación de rocas características y exclusivas del fondo marino.

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