El Asteroide de Chicxulub

Las investigaciones nos dicen que hace aproximadamente 65 millones de años, un asteroide con una longitud entre 10 y 18 km, impactó la Tierra, cayendo específicamente en lo que hoy es conocido como Chicxulub Puerto, en la Península de Yucatán, México. Quizá esta información científica ya es bastante conocida, pero no aquello que ha venido manifestándose después, a pesar de los años y a pesar de tantas etapas en el tiempo. Esta catástrofe permitió la vida que vemos ahora mismo a nuestro alrededor.
El impacto del asteroide terminó con el dominio de los reptiles tras 160 millones de años.
Un asteroide de grandes dimensiones.
El cráter de Chicxulub, que mide entre 150 y 200 km de ancho y que tuvo una profundidad de 30 km en sus primeros años, aún existe y permanece enterrado, con una mitad debajo de la tierra y con la otra mitad debajo del mar. Es conocido como “el cráter de la muerte”, debido a lo que representó para la vida en el planeta. Causó la extinción del 75% de todas las especies que habitaban para ese entonces, incluidos los dinosaurios, quienes habían dominado por 160 millones de años gracias a su adaptación a todo tipo de situaciones; pero el asteroide fue demasiado.
A partir de ese momento, la historia de la vida en la Tierra tomó un rumbo distinto; el que nadie hubiese creído y el que era uno de los menos probables. Minutos después del impacto del asteroide, el clima del planeta cambió de un instante a otro y todo se cubrió de oscuridad por la gran cantidad de polvo y humo que bloqueó la luz solar. Incendios, terremotos, erupciones volcánicas, deslizamientos de tierra y enormes tsunamis, terminaron por arrasar con la gran mayoría de especies vivientes.
Con la oscuridad que duró al menos un año, las plantas no pudieron realizar la fotosíntesis y murieron; además de que la temperatura global descendió a cero grados, cuando los animales que reinaban en aquellos días eran reptiles de ambientes más cálidos. Sin una temperatura adecuada y sin comida, la extinción masiva era irreversible. El panorama fue desolador, pero los sobrevivientes tuvieron que continuar.
Estudios modernos sobre el cráter de Chicxulub
Hoy en día, el cráter de Chicxulub es uno de los tres más grandes en el mundo, después de otros suscitados en Sudáfrica y Canadá; pero sin duda, su valor es incomparable con cualquiera de los demás por lo que verdaderamente representó.
Las teorías sobre su existencia aparecieron desde 1980, pero no fue hasta mediados de esa misma década cuando arqueólogos estadounidenses observaron algo asombroso en imágenes satelitales de la península yucateca: un anillo perfectamente circular de aproximadamente 200 km de ancho; la misma medida promedio del supuesto (para ese entonces) cráter impactado. Por si fuera poco, este hallazgo se relacionó con que la zona alrededor de medio cráter y fuera de él (el que conforma la mitad debajo de la tierra), estaba saturada de cenotes. Esto es, que los cenotes son la evidencia más fidedigna de que el asteroide de Chicxulub sí fue una realidad.
En 1991 investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México, UNAM, y la Agencia Espacial de Estados Unidos, NASA, descubrieron su existencia al analizar muestras de pozos realizadas por la empresa PEMEX, Petróleos Mexicanos.
Según las investigaciones, las rocas subterráneas muestran evidencia de que hubo un sistema hidrotermal donde fluidos de muy elevadas temperaturas circulaban a través de grietas y fisuras. Este tipo de sistemas se generaron en los primeros años del planeta, lo que podría haber ayudado al desarrollo de la vida.
¿Qué hubiese sido de la vida sin aquel impacto?
Los científicos señalan que el asteroide impactó en uno de los peores lugares en el mundo; sino es que en el peor. Tal aseveración se debe a que el mar en esa zona era muy poco profundo, lo que generó grandes levantamientos de azufre, mismo que cubrió la atmósfera.
De caer en el océano, los resultados hubiesen sido muy distintos; especialmente al haber tenido menos cantidad de partículas cubriendo el aire y bloqueando la luz. Quizá algunos dinosaurios continuarían poblando la Tierra.
También existe otra explicación donde se habla de un previo deterioro natural de especies a consecuencia de los incrementos del nivel del mar y una actividad volcánica imparable. En datos de la revista especializada Biological Reviews, algunos tipos de animales y plantas ya estaban desapareciendo incluso antes de la llegada del asteroide. Luego entonces, este último vino a acelerar procesos. 5 millones de años atrás, el entorno era muy distinto; ecosistemas más ricos, abundantes y diversos, con cadenas alimenticias más sólidas y animales en sus mejores momentos. De haber ocurrido el impacto en ese entonces, la extinción hubiese ocupado un porcentaje mucho más reducido que el 75 %.
Sin embargo, la historia del planeta fue esa y no tiene demasiado sentido pensar en el “hubiera”. Los investigadores se centran más en el hecho de que este evento de la naturaleza permitió la evolución de los mamíferos y el dominio de una especie en particular: el Homo sapiens.
Con los grandes reptiles depredadores como los dinosaurios dominando el planeta, hubiese sido imposible para el homínido evolucionar y tener un lugar importante en los ecosistemas. Es probable que jamás se haya tenido la oportunidad de evolucionar, o tal vez nuestra duración iba a ser demasiado corta al convivir con criaturas tan salvajes y colosales.
Steve Brusatte, científico de la Universidad de Edimburgo, señala que sin el impacto del meteorito de hace 65 millones de años, los reptiles habrían evolucionado al grado de desarrollar grados mayores de inteligencia. Esto es un dato no comprobado; no obstante, “en cuestiones evolutivas, todo es posible”, según sus conocimientos en la materia.
Lo anterior no quiere decir que nos imaginemos dinosaurios creando civilizaciones y construyendo escuelas, sino teniendo comportamientos menos hostiles o salvajes, con capacidad de socialización, de solución a sus problemas de alimentación, dietas más variadas o el uso incipiente de herramientas.
Finalmente, la caída de los grandes dio paso al desarrollo de otro tipo de animales mejor adaptados a una nueva vida después de la tragedia. El hecho de que ya no volvieron a surgir animales tan enormes y agresivos como los que había antes del impacto, fue totalmente favorable para los seres humanos, quienes se colocaron a la cabeza como los únicos animales racionales con capacidad de expresar sentimientos, analizar, sentir placer y desarrollar lenguajes variados y complejos, todo al mismo tiempo.
Chicxulub hoy en día
Chicxulub Puerto no parece ser el lugar donde se suscitó el más catastrófico e importante impacto de asteroide en la historia del planeta. Realmente hay muy pocos indicios de que algo científicamente y naturalmente valioso ocurrió en sus terrenos.
No se sabe la razón exacta por la que no se invirtió en un centro turístico más llamativo. Probablemente sea porque todo permanece bajo la tierra y bajo el mar, y porque poco a poco se fueron realizando construcciones encima de la evidencia.
Las capas de la Tierra han cubierto todo y no hay algo que a simple vista exhiba que ahí hubo un cráter. Solo los cenotes son los que continúan recibiendo visitas de miles de turistas año con año, pero los guías tampoco los destacan como consecuencias del impacto del bólido que mató a los dinosaurios.
Se espera que las autoridades o centros de investigación difundan información sobre la importancia científica e histórica de vivir en un área como esa. Algunos plantean que sea reconocido como un “Patrimonio Mundial” para que obtenga el valor que se merece.
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