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Basura en el Monte Everest

Por Equipo de redacción. 5 diciembre 2022
Basura en el Monte Everest

El Monte Everest es el punto más alto de la superficie terrestre con 8,848 metros sobre el nivel del mar. A esas elevadas alturas, el oxígeno disminuye y las corrientes de aire son muy gélidas, no obstante, llegar a su cima es la meta más importante para la mayoría de los escaladores experimentados.

La cima de esta montaña ubicada en la cordillera del Himalaya, fue alcanzada por primera vez el 29 de mayo de 1953 por el alpinista neozelandés Edmund Hillary y el sherpa nepalí Tenzing Norgay, y posteriormente muchos más siguieron sus pasos, rompiendo récords a través de sus diversas hazañas para cumplir su objetivo. Pero fue a partir de 1990 cuando hubo un auge entre las personas que deseaban llegar a la llamada “cima del mundo”.

Poco a poco las cifras fueron en aumento hasta que en la alta temporada de primavera del 2018 se registraron 600 ascensos exitosos, además de todos los que no pudieron llegar a la cima. Se calcula que fueron más de 800 alpinistas los que intentaron llegar a lo más alto del Everest; un número elevado para una región tan peligrosa.

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Índice

  1. Detrás de los triunfos
  2. Basura en el Everest
  3. Medidas adoptadas
  4. Parque nacional de Sagarmatha
  5. Otro problema reciente

Detrás de los triunfos

Algunos medios informativos se dieron a la tarea de mostrar la realidad que hay detrás de cada temporada de ascenso; es decir, cuando el número de montañistas es aún mayor al habitual.

En boca de algunos expertos y alpinistas retirados, aseguran que no todo es tan satisfactorio y agradable. Cadáveres parcialmente cubiertos de nieve con la ropa intacta, enormes cantidades de residuos humanos y escaladores sin respeto a la naturaleza o a su labor, son parte de un recorrido donde no queda más que seguir el propio camino y resguardar energía para que el oxígeno esté presente el mayor tiempo posible.

Profesionales que llegaron a la cima del Everest comentan que cuando un escalador logra llegar a la cima, tomar la foto del recuerdo y mirar por algunos minutos a su alrededor para observar el mundo, la satisfacción es enorme, pero todo acaba al momento de descender, ya que al cuerpo agotado aún le espera un largo y riesgoso recorrido.

La falta de concentración y motivación hace que se cometan más errores y no se tome importancia a lo que debería ser prioridad.

Basura en el Everest

La basura en el monte Everest ha sido expuesta a la luz desde hace varios años atrás; no obstante, las medidas para su limpieza son apenas recientes.

Además de la exposición de cadáveres cada vez más frecuente por consecuencias del calentamiento global, la acumulación de basura es alarmante.

A mediados de 2019 se retiraron más de 3 toneladas de basura alrededor del pico más alto del mundo. De acuerdo a la agencia de información mundial AFP, el gobierno de Nepal capacitó a un equipo especializado de limpieza para recolectar basura de los campamentos donde los montañistas toman descansos en su recorrido hacia la cima y en su descenso.

La misión es recuperar 10 toneladas de basura, por lo que las labores de limpieza continúan en proceso. En 2017 y 2018, la zona también fue despojada de toneladas de residuos.

El resultado ha sido un gran cúmulo de basura de varios años atrás, entre la que destacan carpas, contenedores de oxígeno, latas vacías de aluminio, botellas, plásticos en diversas presentaciones, telas, utensilios, e incluso excrementos.

El problema con los desechos humanos es que aumenta la posibilidad de contaminar los cuerpos de agua aledaños, por medio de las corrientes que van cuesta abajo. El viento y agua de los monzones son los encargados de arrastrar los contaminantes hacia aguas que por mucho tiempo han permanecido cristalinas.

Por el momento, los excrementos que logran ser recogidos son llevados a un pueblo cercano donde son arrojados en zanjas, pero hay restos ocultos que fueron enterrados o que simplemente no están a simple vista y son “regurgitados” en masa por los glaciares.

Medidas adoptadas

Nepal ha tomado ciertas medidas para reducir la cantidad de basura abandonada. Desde 2014, cada turista debe descender consigo al menos 8 kg de basura, pero la realidad es que la reglamentación no es estricta.

Algunos escaladores afirman que cargar 8 kilos extra ante un agotamiento extremo podría ser peligroso, por lo que optan por pagar un monto para cubrir la falta. Por tal motivo, se intenta que los permisos otorgados sean dados exclusivamente a montañistas calificados y experimentados, pues ellos podrían cumplir sus metas personales sin alterar todo un ecosistema.

Helicópteros del ejército y yaks, han servido de medios de transporte para llevar las cantidades de basura a vertederos establecidos. El yak doméstico es un bóvido del Himalaya que se caracteriza por su gran fuerza y resistencia derivada de su peso entre 225 y 585 kg, un espeso pelaje largo y cuernos prominentes. Están adaptados a la presencia humana y a las elevadas alturas.

Los lugareños están conscientes que ese tipo de actividad turística genera importantes ingresos para numerosas familias, pero también esperan que el turismo respete las reglas y deje de tener dichos hábitos que representan un daño ecológico.

Para alcanzar la cima del Everest existen dos caminos más conocidos: del lado de Nepal, que es el más concurrido, y el del lado del Tíbet, mucho menos frecuentado. Este último es poco elegido por varias razones. En cuestiones de retos personales, los montañistas aseguran que el trayecto es “menos emocionante”. Por el lado legal, China es más estricto en otorgar permisos, ya que mientras Nepal ha concedido 381 en lo que va del año, las autoridades del país más poblado del mundo han aprobado 140.

China también exige que cada turista descienda al menos 8 kilos de basura, pero con la diferencia de que existe una multa de 100 dólares por cada kilo faltante.

Y por último, prohibió que los turistas no certificados como escaladores profesionales sean admitidos en el recorrido. Quizá Nepal pueda adoptar estas medidas muy pronto, con el objetivo de tener mayor control en el tema de desechos.

Parque nacional de Sagarmatha

El turismo de montaña también ha dañado el Parque nacional de Sagarmatha, al este de Nepal, que en 1979 fue inscrito por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad.

El turismo no dedicado al alpinismo pero que desea mirar de cerca al pico más elevado del mundo, desea transitar en la región obteniendo servicios más rápidos y cómodos. Como parte de dicha demanda, la generación de basura ha ido en aumento, así como la deforestación para construcciones y calefacción, además de una creciente erosión en los senderos que sirven de ruta para el turismo.

Otro problema reciente

En los últimos meses ha aumentado la “fila de espera” para llegar al punto más alto del Everest. El peligro radica en que esta espera se hace ahí mismo, a las faldas de la montaña, en un intento por culminar una misión que ha significado tiempo, dinero y sacrificios.

En las temporadas de escalada es común mirar a las multitudes obstaculizar su propio recorrido. Todos desean llegar a la cima cuando los pronósticos del clima son favorables; pero el panorama real no cumple con las expectativas.

Permanecer entre 20 y 90 minutos en espera, que es el tiempo promedio de las filas, reduce las posibilidades de supervivencia, afirman los expertos.

Las personas corren el riesgo de quedarse sin oxígeno tan necesario para descender. Luego, algunos de los tanques de oxígeno son robados de manos de escaladores asignados, por aquellos escaladores que no se equiparon adecuadamente.

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